Como parte de la escalada de persecución contra los líderes de oposición que han manifestado su abierta contradicción con el régimen del presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, hemos conocido la injusta y etérea acusación que se ha hecho contra la persona de Jaime Caicedo Turriago, profesor universitario de larga trayectoria, académico e investigador social, concejal de la ciudad de Bogotá, actual secretario general del Partido Comunista Colombiano y dirigente nacional del Polo Democrático Alternativo.

Tal señalamiento trata de ubicarlo como “colaborador” político al margen de la ley, cuando todos hemos conocido de larga data su accionar civilista, su postura ética, sus aportes constantes y decididos a la lucha por la conquista de una paz democrática para Colombia y su incansable e intransigente denuncia frente a los enormes desequilibrios sociales, políticos, culturales y económicos que asolan la sociedad colombiana.

No sólo rechazamos este burdo montaje político que pretende cobrar cuentas a la inclaudicable acción pública de Jaime Caicedo, sino que respaldamos plenamente su derecho al disentimiento y a la formulación de salidas distintas a la grave encrucijada colombiana. Esta parece ser una nueva amenaza contra él y contra las libertades públicas, como tantas otras ocurridas contra innumerables dirigentes políticos y populares, artistas, sindicalistas, periodistas e intelectuales que se han mostrado contrarios a las lesivas decisiones gubernamentales en cabeza de Uribe y sus áulicos. En el caso personal de Jaime Caicedo, esta situación sobreviniente representa un nueva escala de la vergonzosa pero decidida persecución que ya cuenta varios atentados contra su vida, la interceptación ilegal de sus números telefónicos por parte del DAS, el seguimiento clandestino de sus actividades y movimientos por parte de organismos de seguridad del Estado y toda suerte de maniobras físicas y políticas encaminadas a borrar su presencia y su capacidad crítica, todo ello sin que las autoridades colombianas hayan encontrado nunca responsables de estas arbitrariedades y delitos cometidos en su contra.


Por ello, llamamos a la solidaridad con Jaime Caicedo y con lo que él representa en términos de espacios democráticos para el ejercicio pleno de los derechos y libertades civiles en Colombia. Su voz no puede ser acallada mediante ardides revestidos de procesos armados para la ocasión, ni su acción política legal cubierta con improbados mantos acusatorios sin fundamento alguno.

 


Por favor hacer llegar su firma o carta de solidaridad a la siguiente dirección electrónica.
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